viernes, 20 de febrero de 2015

Tiempo, ladrón de guante blanco (III)

Bueno, aquí no voy a tratar un robo, ni siquiera un hurto. Pero voy a ver dos situaciones en las que con el paso del tiempo, de alguna forma, relativa e incluso algo subjetiva, el dinero vale menos.
Para la primera hay que tener en cuenta que el dinero vale mas cuando mas lo necesitamos, o visto al revés vale menos cuando menos lo necesitamos. Hay incluso situaciones, extrañas eso si, en las que se llega al extremo de tener un valor negativo,esto sucede cuando tener mas dinero no nos ayuda de ninguna forma y lo único que trae son problemas (con hacienda, los herederos, yo que sé nunca he estado en esa situación).
Esto hay que unirlo al hecho de que somos seres finitos (forma matemática de decir mortales), por lo que nuestras necesidades vitales son menores cuanto mayores nos hacemos (sin que carguemos como propias las necesidades de nuestra descendencia). Llevado al extremo, no tiene mucha importancia si nos toca la lotería estando en nuestro lecho de muerte.
Ahora bien, ¿Cómo se puede cuantificar? Una primera aproximación sería considerar que el valor del dinero es proporcional al tiempo que nos queda de vida. Si estimo que me quedan 40 años de vida y me deben 100€, estos solo me valdrán el equivalente a 50€ actuales si me los dan en 20 años y nada dentro de 40 (claro que si sigo vivo dentro de 40 años habrá que reestimar mi esperanza de vida).
Por supuesto esto no se refiere al dinero de supervivencia, que es el mínimo que vamos necesitando a lo largo de la vida. Aunque puestos a elegir, prefiero pasar hambre cuando yo sea un anciano que ahora.
Otra situación en la que el dinero vale menos con el paso del tiempo se da en aquellas personas que tienen cada vez más dinero. Y creo que es la razón por la que algunos ladrones millonarios siguen delinquiendo. Este efecto se produce por que el precio crece de forma no lineal, posiblemente exponencial, con el valor añadido que se le da.
Es decir, si queremos un plato de espaguetis podemos conseguirlo por poco dinero si lo hacemos en casa y sin ningún tipo de salsa. Si tenemos algo mas de dinero podemos llegar a usar la mejor pasta y prepararle una buena salsa. Con mas dinero podemos pasar a otro nivel: que nos la preparen. Y con mas dinero nos la prepararán mejor, en lugares mas bonitos y con un trato más personalizado. Llegados a este punto uno podría pensar que no se puede pagar mas, pero esto es falso. Siempre que alguien este dispuesto a pagar más habrá alguien dispuesto a cobrar mas. Y con esto se consigue un nuevo valor añadido: la exclusividad y el prestigio social. Pago mas porque puedo. Vamos que me dan la fabulosa posibilidad de pagar mas por lo mismo a cambio de que el vecino no pueda permitírselo.

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